En el Perú, decir que “Conga va o no va”, supone una posición intransigente y autoritaria que se ha venido consolidando en el inconsciente popular y ya reclama entrar en el vocabulario más achorado de nuestra jerga cotidiana. En efecto, el término en cuestión ha penetrado con lubricada facilidad en nuestra vida cotidiana trastocando los más íntimos deseos.

Por ejemplo, para expresar su negativa a tener relaciones sexuales con su pareja, una ciudadana peruana joven ya no tiene que recurrir al clásico engaño del resfrío o el dolor de cabeza para torear olímpicamente al novio, tampoco tiene que gritar: “esta noche no, carajo…o te la corto”. No. Ahora, basta con lanzar un poco diplomático, pero efectivo: “esta noche Conga no va”, y punto. Cerrado el asunto.

Otras variantes se repiten a diario en el país cada vez que se producen cotidianos conflictos que acaban con la recurrente frase, aunque esta no solucione el problema y los protagonistas de los conflictos terminen sacándose los ojos.

Por ejemplo, para el gobierno y sus ministros que prometieron desarrollo al país, la palabra empeñada vale oro. Por lo tanto: CONGA TIENE QUE IR, sino ya fuimos...”

Para los dirigentes cajamarquinos y gente con afán de figuretismo o con un proyecto político bajo el brazo, no hay dialogo que valga: CONGA NO VA y punto.

Para los medios de derecha, esta novela que tiene embobado a medio país como un capítulo de Al Fondo Hay Sitio, resulta un buen negocio, por lo tanto: CONGA VA.

Para los gurúes del ecologismo que sostienen que ningún desarrollo industrial de derecha o de izquierda es compatible con el medio ambiente: CONGA VA... A DEJARNOS SIN AGUA.

Para los golpistas de derecha, que esperan que el resultado de este conflicto se traduzca en mayor desgobierno y una oportunidad para asestar un golpe a fin de cortar cualquier posibilidad de cambio progresista que emule a Argentina o Venezuela: CONGA SI VA!!! A la mala, pero va.

Para las organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales, que son las llamadas a evitar que la sangre llegue al rio, un gobierno militar nunca es buen aliado de la democracia, antes es una amenaza para el país, por lo tanto CONGA NO VA CARAJO!!! Y no se hable más.

Para los pobladores de Cajamarca que se ven arrastrados por la vorágine de un enfrentamiento inminente, sin posibilidad de diálogo y atizado por aventureros políticos y un gobierno con poca voluntad de diálogo: CAJAMARCA Y PERU YA FUERON!!!!

Perdimos por goleada, como siempre.